Sólo sabe fumar de sus galletas y aplaudir al loco de la feria del cassette -el que lo ha visto, lo cacha-.
Juntos deben estar los asientos con la tierra,
la loca con el bailarín,
la hipocresía con la angustia.
La mujer del Frente quiere respirar de verdad.
Pide, ajusta y reclama por un biberón;
taladrando los dedos hacia su teclado
imagina sus manos coloradas.
Pinta el cielo de lila,
lee los cuatro blandos,
reclama la clandestinidad,
llora por su mamá.
Élla no necesita de caridad, Mi mujer.
Sólo necesita un poco de verdad...
María Alejandra.
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